CINE: ARTE Y CONOCIMIENTO

A lo largo de la historia, el debate ha sido intenso sobre la misma pregunta: ¿genera conocimiento el arte? Y si lo hace, ¿de qué tipo es ese conocimiento? Ha sido un ir y venir de teorías de las más diversas, cada cual plasmando su postura en torno a las artes más convencionales, pero qué pasa si trasladamos esas mismas cuestiones a la última de las artes, y hoy día una de las más populares: el cine.

Para empezar desglosemos las posibilidades del cine como arte, para luego adentrarnos en responder las cuestiones referentes a la epistemología posible del mismo.

En 1911, Ricciotto Canudo, crítico de cine italiano publicaba su Manifiesto de las siete artes, pasando a acuñar el término séptimo arte. En el manifiesto, más que un adjetivo o una figura metafórica con la cual referirse al cine, Canudo lo que hace es teorizar cómo la cinematografía reúne en sí, el deseo del hombre de inmortalizar y trascender por medio de la estética, y generando así un conocimiento más profundo que todas las demás artes lo habían hecho hasta entonces. Canudo en su manifiesto defiende el cine como arte, y yendo aún más allá, lo define como la más completa de las artes, como una fusión de las otras seis, y como la mejor unión entre la ciencia (o la técnica, tecnología) y los sentimientos.

El cine indiscutiblemente fusiona en si música, literatura, danza, arquitectura, escultura y poesía; y más aún: todo en movimiento, lo cual no existía hasta su nacimiento. La captura de un fragmento de vida, es lo que según este y otros teóricos del cine, lo hace arte por sobre las artes.

La experiencia estética en el fenómeno cinematográfico es variada, no solo de persona a persona como en las demás artes, sino en estilos y géneros. Sin embargo el pacto entre artista y público, permite encontrar una coincidencia en todo hecho cinematográfico: lo que está en pantalla ES, ocurre, está ahí y se está viviendo en el aquí y ahora. La experiencia estética dura lo que dura el film, el espectador es constructor y participe del fenómeno por medio del cual se aliena del mundo en el que vive, y se transporta al otro, hasta llegar a la catarsis final.

Y cierro esta primera parte con un fragmento del Prólogo de “Hombre Visible…” de Béla Baláz:

“El cine es más que ningún otro, un arte social, creado hasta cierto punto por el público.»1

Les dejo esta reflexión, para que sigamos además de ver y sentir; pensando el cine.


1- Béla Baláz, El Hombre Visible, o la cultura del cine. (1° Edición Buenos Aires, El Cuenco del Plata SRL., pág 14)

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